El puente Golden Gate es una maravilla de la ingeniería. No sólo es uno de los lugares más placenteros para visitar en la ciudad, sino que también es una de las vistas más fotografiadas del mundo entero.
Caminar sobre el Golden Gate o cruzarlo en bicicleta es una experiencia que no puede dejar de hacer cuando visita San Francisco (estar en esa estructura naranja a 60 pisos del mar, en medio de una brisa helada, es de por sí una aventura).
Este puente colgante conecta a San Francisco con el condado de Marin en el lado norte de la bahía y su característico color armoniza con la belleza del paisaje circundante.
Es una de las estructuras más reconocidas del mundo y fue además en el momento de su finalización en 1937 el puente colgante más largo (y lo siguió siendo durante 27 años).
El mirar los puntos a ambos lados le permitirá gozar de increíbles paisajes. Las luces que se colocaron para conmemorar su 50 aniversario aún iluminan la hermosa estructura por las noches.
Convertido en un éxito instantáneo, en 1971 el puente Golden Gate cubrió sus 75 millones de dólares de costo sólo por el cobro de un peaje a los visitantes que se dirigían al sur de San Francisco.
En las últimas siete décadas soportó incontables terremotos, incluyendo el devastador de 1989 de 7,1 en la escala de Richter. De hecho, el puente ha sido cerrado sólo tres veces en toda su historia, debido a fuertes vientos.