También es el hogar de varias tribus de las montañas que siguen formas fascinantes de la vida y una puerta de entrada al turismo en Myanmar y Laos.

Cuenta con más de 300 templos budistas y una amplia oferta cultural puesto que es sede de muchos festivales tailandeses como el Loi Kratong, un culto a la diosa del agua que se realiaza una noche de luna llena del mes de noviembre, el Songkran a mediados de abril, para celebrar el Año Nuevo tailandés tradicional y el Festival de la Flor que dura tres días durante el primer fin de semana de febrero.

Salpicada de templos, tiendas de artesanías, restaurantes, puestos de masaje tailandés y escuelas de cocina, esta ciudad tiene una atmósfera muy relajada y comparativamente tranquila.

Sin dudas Chiang Mai es una de las regiones que mejor conserva la esencia tailandesa, y merece ser visitada.